Un joven policía, inexperto y tímido, tiene que resolver un crimen en el pequeño pueblo donde está destinado.
«¿El frío es una cualidad del aire o el aire es una cualidad del frío? Incrédulo, el Pampa ve los primeros copos caer. Livianos, deshilachados, pero copos al fin. Está nevando».
El joven suboficial ayudante Pampa Asiain, recién salido de la escuela de policía, es destinado a un pequeño pueblo de provincia llamado Monge, un lugar aislado, con pocas casas y apenas algunos pobladores. El suboficial Parra, su compañero, le asigna tareas de patrulla cotidianas, como verificar las denuncias sobre pescadores furtivos en la zona de la laguna. Una tarde de invierno muy fría, a partir de una llamada, Pampa explora la zona y se encuentra con la escena de un crimen. Contrariamente a lo que se espera de él, no lo comunica y decide investigar por su cuenta. Pero ¿es eso lo que hace? ¿Investiga? ¿Y qué es lo que investiga? El suboficial ayudante Pampa Asiain espera, acecha, se deja llevar por sus intuiciones. Y lo que descubre es el lado más oscuro del azar, la versión más inhumana de la llanura. En Yo soy el invierno, Ricardo Romero nos ofrece un relato hipnótico y desgarrado sobre los fantasmas del miedo, la soledad y el abandono que nos rondan y a los que nunca es fácil ignorar.
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