En el siglo XVIII el conde Keyseling le encarga a Bach una composición para poder conciliar el sueño. Bach, superando cualquier expectativa, compone un aria con trinta variaciones que luego se conocerá como las Variaciones Goldberg, en honor a su primer ejecutante, el clave encargado de tocar la pieza todas las noches hasta que el conde se durmiera.
Con esta historia comienza Sagasti una narración hipnótica y contrapuntística que, al igual que las Variaciones y La offrenda musical - la obra que Bach anciano compone a pedido de Federico el Grande -, propone seguir las vueltas de una melodía para llegar al aria final donde todo vuelve a comenzar.
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