Un periodista que pasó la barrera de los 50 años se queda sin trabajo y aceptar refugio en la casa de su padre, dentro de una isla artificial en donde viven millonarios con sus respectivos séquitos de empleados domésticos. El narrador relata con humor irónico la vida de los habitantes de The Ceibo Island en donde la pronto habrá conflictos entre empleados y propietarios y también entre los mismos empleados. Caravario camina por las mismas baldosas que pisaba Alberto Laiseca y desde allí crea una historia que, como decía el maestro, refleja una realidad delirante.
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