Me persigue el agua
Papel es la materia de mis cosas. Objetos construidos de pliegues y palabras. Los guardo y mi casa los esconde, sabe bien quién gana y de la nada las válvulas se vuelven río, la lluvia horada los techos, los caños fluyen sobre las bibliotecas. El agua me sigue, se fue acercando a los muros que me amparan. Los libros rezuman líquido. Mis diarios, desiertos húmedos. El agua me persigue en cada gota, invade mi vivienda y se apropia de los objetos. Sin huellas de mí en las estanterías que arrasó la corriente, me busco afuera, en otro amparo.
H. es la mujer que ve. Transfiere sus visiones a las cartas que me envía. A veces la escucho hablar en varias lenguas. Me dice que si sigo llorando la casa tal vez se apiade y vuelva a protegerme. Tomo la caja y salgo. Sentada entre las piedras, realizo esa tarea: la acción de las lágrimas no tiene efecto sin embargo.
El bosque es mi hogar a la intemperie. Sustancia viva en todas partes, hasta en la caja en la que conservo los vestigios con los que haré mi vestido de origami.
CORREO ARGENTINO
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