Cosas que pasan porque sí, cafés que se tiran a la pileta sin beber, tostadas que se tiran a la basura sin comer, un protagonista que trata de poner nombre a sus sentimientos pero que se obliga a no pensar en determinadas direcciones, una mujer que casi siempre está en la ducha o tras otro tipo de mamparas, otra mujer que asoma como promesa pero que apenas se roza, una chica inocente y ligeramente bizca, un funcionario que enloquece justo cuando está llegando a su jubilación, un jefe o dos que hacen y deshacen a su antojo, dos niños que se sumergen en la realidad deformada de la PlayStation, un televisor de última generación, un sillón confortable y la mejor cafetera posible, el deseo no cumplido de ir a pescar en familia, una fuga interior, una fuga futura.
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