En Todos se escondieron ya las pequeñas casualidades valen lo mismo que los grandes accidentes. Como en la vida, la desgracia de los personajes causa risa y su alegría invita a la indignación; como en la vida, el disparate se conjuga con lo trágico y la lectura avanza al ritmo de acontecimientos inesperados, diálogos potentes y mucho humor. Si alguna vez pasaste una temporada en Mar del Plata, deberías leer esta novela. Si no te seduce la felicidad de La Feliz, esta podría ser tu forma de conocerla. Si vivís acá, tal vez deberías haber escrito la novela del verano antes que Yuri V.
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