En el contexto de la producción estética de una postmemoria de los hijos del exilio y del Terrorismo de Estado, Marcos Zoppi despliega la poética de una existencia punk con culo de botella que se arrastra como un trovador enloquecido desde Suiza hasta los monoblocks del Parque Chacabuco. Todo moría ese día es un poema que se lee como una novela y se canta como una canción de cancha.
Mariano Dorr
La escritura de Marcos Zoppi es imparable. Imposible detenerse, es necesario llegar al final. Este libro es tal vez una novela, tal vez un poema o acaso una canción infinita que hilvana con leitmotivs el recorrido geográfico, espacial, existencial y vertiginoso de una cabeza que habla. Todo moría ese día es una voz lúcida y desesperada dentro de un libro.
Carmen Baliero
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