Inesa le debe su nombre a la amante de Lenin y la vida a dos mujeres. A una nunca la conoció. La otra se desdibuja en la enfermedad que avanza tenaz, sin pausa, que va ahuecando su memoria reciente y la ancla en el pasado. Inesa quiere a la madre de antes, la de la infancia, pero tiene que lidiar con esta que más que madre se parece a una hija: a la que baña, viste y da de comer como si fuera una niña.
Esta es una historia tramada por mujeres, íntima, particular, narrada con una voz cálida y sencilla como nos contamos nuestras cuitas las mujeres. Pero además es una novela que sale del ámbito de lo doméstico para preguntarse y preguntarnos acerca de la maternidad, del derecho sobre los cuerpos, de la manipulación que la medicina, la ciencia y la sociedad ejercen sobre el deseo de ser madre.
Selva Almada