Las cosas tienen sabor ácido, salado, dulce, amargo, umami.Así podemos distinguir lo que nos gusta de lo que no nos gusta y también lo que se come de lo que no se come, porque no es lo mismo un zapato que un huevo frito."La lengua sirve para hablar para comer helado para hacer muecas y, a veces, para lamer el plato"Así, con una exploración poética sobre el órgano de los sabores, comienza este libro híbrido entre lo literario y lo informativo, escrito a cuatro manos por una poeta y filósofa y un crítico culinario.A lo largo de sus páginas se enumeran los distintos sabores, que sorprenden a cada paso, los encuentran en los lugares más inesperados, y se investiga su relación con la textura, el olfato, la vista, el color y los sentimientos que nos despierta la experiencia gastronómica con todas sus letras.
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