En 1600, durante un viaje a Italia, Rubens conoció en Venecia a Vincenzo Gonzaga, duque de Mantua y generoso mecenas que le ofreció el prestigioso puesto de pintor de corte. Esta circunstancia permitió a Rubens familiarizarse con la obra de los grandes maestros de la pintura italiana, pero además le brindó la oportunidad de conocer a Claudio Monteverdi, miembro de la capilla ducal. Durante los ocho años que compartieron en la corte de Mantua, el pintor y el compositor desplegaron su arte en un momento crucial tanto de la música como de la pintura. A través del análisis de una obra de Rubens, el Consejo de los dioses (1624), cuyo origen ha sido un misterio para diversas generaciones de historiadores del arte, Hans Ost abre interesantes perspectivas sobre la relación entre distintas disciplinas artísticas.
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