En 1917, los trabajadores tomaron por primera vez el poder en Rusia, conducidos por los bolcheviques. Apostaban a poner fin a la Primera Guerra Mundial y a extender la revolución por el mundo. La revolución alemana de 1918 –que se sucedió en diversos episodios hasta 1923– fue el primer gran eco de ese impulso transformador. Fue la primera revolución en un país imperialista occidental, en el que surgieron el movimiento obrero más organizado y el marxismo, y que dio grandes dirigentes, de la talla de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht. Hoy es casi desconocida, pero allí también estuvo planteado que los trabajadores pudieran conducir sus propios destinos mediante un gobierno propio y abrieran el camino hacia una sociedad comunista.
Como dice el autor de este libro: «en la Alemania de la revolución, la lucha no es siempre un combate en la calle (…) es también el combate oscuro en las fábricas, las minas, las casas del pueblo, en los sindicatos y en los partidos, (…) en las huelgas políticas y económicas, en las manifestaciones, en las polémicas, en la discusión teórica. Es un combate de clases y se libra fundamentalmente en el seno de la clase obrera donde lo que está en juego es la construcción en Alemania, y en el mundo, de un partido revolucionario decidido a transformarlo todo».
CORREO ARGENTINO
DESCUENTO DEL 10% POR TRANSFERENCIA BANCARIA
Protegemos tus datos