Prisioneras políticas. Estrategias de resistencia relata la experiencia de jóvenes mujeres militantes de la izquierda revolucionaria enfrentadas a la represión policial y parapolicial durante el período 1974-1983.
Se trata de diecisiete relatos de vida de mujeres torturadas y encarceladas sin juicio oficial, que vivieron bajo la amenaza constante de ser ejecutadas en represalias por los ataques de los grupos armados de extrema izquierda. La mayoría de ellas sólo fueron liberadas después del derrumbe del régimen militar en 1983.
Sin embargo, Isabel Toro -también prisionera durante siete años- no privilegió el relato del terror que fueron las sesiones de tortura, ya expuestos ampliamente por el informe Nunca más, sino que trató de poner en luz cómo un contexto político había influido en las historias personales de cada una y cuáles habían sido los momentos clave; cómo ellas y sus allegados habían vivido y dado un sentido a este contexto y a los acontecimientos que habían constituido sus instancias culminantes.
Los infortunios del terror posteriores, las pruebas vinculadas a las primeras sesiones de tortura consecutivas a las detenciones, como las vinculadas a interminables encarcelamientos de los que era imposible prever el fin, no debe ocultar lo que fue uno de los elementos clave del terror que las prisioneras soportaron a lo largo de una cautividad cuyo término nunca se fijó la sensación, omnipresente y contra la que había que luchar constantemente para sobrevivir, de que una catástrofe podía abatirse sobre ellas en cualquier momento y que, por ello, el futuro era perfectamente imprevisible.Por eso Prisioneras políticas se refiere a la condición carcelaria de las militantes revolucionarias, pero es mucho más que eso: es una reflexión sobre el compromiso político que las llevó, como a una parte de la juventud argentina, a elegir un compromiso revolucionario absoluto.