Waly vivía poesía. Su absoluta libertad nos asombraba y también nos hacía reír. Quienes lo conocimos sentimos su falta; añoramos su presencia viva; que siempre provocaba experiencias intensas. Su decir concentrado y al mismo tiempo espontáneo; como un torbellino en apariencia impensado; impregnó sus escritos. Escritura que; en su devenir; buscaba un mayor rigor formal y de pensamiento. Él era poesía total y permanente que se traducía en poemas. Waly marcó nuestro tiempo y abrevó en las aguas del tiempo. Leer su poesía ahora es un acto vital y contribuye a entender nuestra historia.
Caetano Veloso
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