A veces la única forma de encuentro entre dos vidas enfrentadas nace del reconocimiento de un miedo concreto y de la consecución de una venganza común. Es el caso de las dos protagonistas de esta historia violenta y tiznada de un clima un tanto aterrador, seguramente porque lo que propone es una relación, en principio, antinatural que, por otro lado, bebe de un tópico universalmente conocido como lo es de la lucha entre hermanos. Podríamos pensar en Caín matando a Abel y tendríamos una fuente posible de la obra, aunque en este segundo libro de la argentina Claudia Aboaf están planteados unos cuantos resortes más para delinear una trama cuyo tuétano pasa por la reflexión sobre el concepto de lo siniestro. No en vano, el libro se inicia con una cita de E.T.A. Hoffmann perteneciente al cuento “El hombre de la arena”, que puede encontrarse en Nocturnos, publicada en 1817 y sobre el que el mismo Freud trabajó para ejemplificar su noción de este rasgo psicológico que forma parte de la raíz de Pichonas
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