A diferencia del Zibaldone de pensamientos que, escrito entre julio y agosto de 1817 y diciembre de 1832, siguió la forma de un cuaderno privado de 4526 páginas, los Pensamientos fueron concebidos en la última etapa de su vida, tal vez, entre 1831 y 1835 con la asistencia de su amigo Antonio Rainieri. Motivado por el proyecto de una edición francesa de sus obras, el autor se propuso reelaborar, en un compendio más breve y ordenado, parte del material del Zibaldone. Su temprana muerte interrumpió el trabajo, razón por la cual el manuscrito fue transcrito por Ranieri en 1845 y enviado a la editorial Le Monnier, para que se incluyera en la obra completa que la editorial franco-florentina estaba preparando. La transcripción contiene variaciones respecto del original y no es seguro que la colección esté, según las intenciones del autor, completa y finalizada. No se ha podido precisar si el orden, la disposición y la extensión final de los pensamientos responden con certeza a la voluntad del escritor recanatense. Aunque el Zibaldone está en el origen de esta obra, Leopardi concibe los Pensamientos de manera autónoma y orgánica, con una forma nueva y un orden particular.
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