Ocio fue la primera vez que escribí narrativa, en 1994, y me costó muchísimo, tardé como cuatro años y son 70 páginas, ¡soy de madera! Escribí una primera versión en un cuaderno, la pasé a la computadora y perdí la computadora, después la pasé a otro cuaderno. La cuarta versión la leyeron Daniel García Helder, Fogwill, Alejandro Caravario, y me dijeron lo que estaba bien o lo que estaba para atrás. La dejé en un cajón un año, mientras escribía los poemas de El salmón. Me había dado cuenta de que tenía una pulsión para narrar cosas que excedían el verso del poema, que tenía que ser una respiración más larga. Muchos me desalentaban y me decían que no escribiera narrativa, pero siempre hago lo que me resulta más difícil porque me estimula
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