Era, entonces, un hombre como todos ustedes, que vive, que duerme, que come, que bebe, que llora, que ríe, que se ensimisma, y que encuentra en su interior, vaya a donde vaya, las mismas esperanzas en ruinas, venidas abajo tan pronto como se las había alzado, los mismos resabios de cosas hechas polvo, los mismos senderos recorridos mil veces, las mismas profundidades inexploradas, espantosas y aburridas. ¿No están ustedes tan cansados como yo de despertarse todas las mañanas y ver otra vez el sol? ¿Cansados de vivir la misma vida, de sufrir el mismo dolor? ¿Cansados de desear y cansados de hastiarse? ¿Cansados de esperar y cansados de tener?
CORREO ARGENTINO
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