¿Existe el Cuero de la laguna? ¿Y el basilisco, el lobizón o la pericana? ¿Y la luz mala o la Llorona? Por supuesto que existen, como existe todo lo que crea nuestra imaginación. Es así: cada pueblo tiene sus creencias y no hay ninguno que no haya inventado sus propios monstruos. Algunos son tan espantosos que casi no se los puede mirar. íOtros son tan fascinantes que no podemos quitarles los ojos de encima! En el campo y en la ciudad, en la oscuridad de la noche y a plena luz del día, nuestros monstruos y fantasmas reaparecen para recordarnos que la realidad es mucho más que lo que se ve a simple vista.
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