“Nunca hasta ahora había entendido la razón por la que la gente miente acerca de su pasado (…) Por qué todo el mundo desea sentirse como si no formara parte de nada, como si él o ella no procedieran de nadie”, dispara Jamaica Kincaid en las páginas iniciales de Mi hermano. Se trata de la segunda novela de la trilogía familiar, una constelación que gira en torno a la figura tutelar y aún temible de la madre. La ajustada prosa de esta autora singular narra en este caso una experiencia real: la muerte de un hermano enfermo de sida. La historia elegida es dura, pero no por ello carente de una enorme carga de ternura, algo que jamás se desliza hacia la sensiblería. Kincaid describe a fondo la incomunicación que suele regir las relaciones familiares y que ella expone como quien mira sin miedo hacia los abismos humanos… y sin mentir sobre su pasado.
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