Muchos años antes de ser Bigudí, la simpática señora de rizos blancos, Luisa tenía el pelo lacio como los tallarines y vivía en el campo. Pasaba sus tardes corriendo al aire libre, feliz. Pero un día su familia se mudó a una gran ciudad. Y a Luisa no le gustó nada: ni el ruido ni el color de los edificios ni cómo se veía el cielo.
El encuentro con una compañera de clase, sin embargo, lo cambiaría todo: sus días, su gusto por la ciudad, su peinado… ¡y hasta su nombre!
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