En el Jardín Japonés
escribimos un deseo
en una grulla
la atamos con doble nudo
y la dejamos agitándose,
irreconocible entre las demás.
A primera vista nadie diría
pero vos tenés más fe.
Me agarrás de la mano
y asumís
la tarea invisible
de corregirnos el ángulo
de ponernos
con el viento a favor
CORREO ARGENTINO
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