En un mundo de expertos y conocimientos específicos, los “anfibios”, aquellos que pueden navegar con lenguaje propio las distintas expresiones artísticas, están en peligro de extinción. La ingratitud del monstruo nos propone un recorrido que no teme pasar de la arquitectura a la novela, de la fotografía a la crítica, de la matemática al cine, de los cafés y bibliotecas al ping-pong. En la aldea de Matías Serra conviven nombres tan disímiles como Luigi Ghirri, Charles Simic, Alan Turing y Alexandre Grothendieck. Antihéroes y quijotes, espías, pianistas y pirómanos se dan cita, entre un ensayo y otro, para formar parte del diálogo íntimo de un lector con la complejidad de su época.
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