La idea bélica se encuentra en la intersección de diversas tradiciones. De un lado, un eco lejano a Kafka, o a novelas como El desierto de los tártaros de Dino Buzzati, es decir, narraciones en el límite entre el absurdo y el heroísmo. De otro lado, se inscribe en el amplio horizonte de novelas distópicas contemporáneas, en las que se piensa críticamente el presente y sus posibles futuros. Y, finalmente, permite releer la obra anterior de Diego Sasturain, en donde la dimensión existencial de los personajes desemboca en un tono, casi, alucinatorio. La idea bélica, entonces, recoge esas influencias para llevarlas hacia un punto de no retorno, de una originalidad que se percibe inmediatamente que comenzamos a leer el libro.
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