A veces presenciamos o participamos de conversaciones en las que van surgiendo palabras y articulaciones sorprendentes o que desafían nuestras expectativas porque los participantes se destacan demostrando una gran habilidad comunicativa al competir con las ideas de los demás.
¿Cómo irrumpe esa capacidad para hablar de manera efectiva, cautivante, conmovedora y persuasiva? ¿Cuál es la potencia oculta que hace que un discurso brille y se imponga ante el del otro? En La elocuencia secreta Oscar Steimberg recurre a géneros populares, como la payada o el free-style, para iluminar esos momentos en los cuales cada persona parece existir en lo que improvisa.
Hoy esta elocuencia secreta es una necesidad permanente de la comunicación en general, no sólo en su faceta argumentativa. Como si la semiótica tuviera que ponerse en contacto otra vez con todas las prácticas y poéticas de significación antes que con las grandes teorías filosóficas sobre el signo.
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