La literatura de Marcelo Carnero trabaja con la pérdida de los puntos de referencia. O mejor dicho: logra crear otros
puntos de referencia, otra realidad (una realidad sobre otra realidad) que deja al lector en un estado de alteración,
siempre en vilo, sin aliento.
La edad del agua se inaugura con un viaje y una desaparición y termina con una escena reflexiva sobre el pasado y los secretos. Entremedio se desarrolla una de la narraciones más potentes que haya dado la literatura argentina reciente, en la que aparecen construcciones misteriosas, grupos terroristas, atentados, animales sangrientos y siempre, como un telón de fondo, el agua y el paso del tiempo.
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