En el octavo libro de su Historia natural, Plinio el viejo escribió la descripción más extensa y sistemática de los elefantes. Aristóteles, Plutarco y Marco Polo, entre otros, admiraban su inteligencia y observaron que, además de ser sensible a los placeres del amor y la gloria, el animal posee nociones de honestidad, prudencia y equidad. En este trabajo exhaustivo, José Emilio Burucúa y Nicolás Kwiatkowski recorren pinturas, bestiarios medievales y los más diversos textos del arte, la religión, la ciencia y la mitología para entender que, en última instancia, un mundo sin elefantes sería inadmisible: su desaparición como especie significaría un atentado contra la belleza y la majestad de la naturaleza.
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