Desde niño, Héctor Larrea vivió una vida a la medida de la radio. Esa caja de madera, que para algunos es únicamente una disparadora de sonidos, para él fue su inicial mundo fantástico, su avenida asfaltada hacia la imaginación desde las calles de tierra de Bragado. Él comprobó, desde chico, que la radio era, entre otras cosas, capaz de poner felices a las personas.
Fue escuchado e imitado, y mientras tanto creció y se dejó impregnar de múltiples sensibilidades culturales y sociales hasta lo que es hoy en que, a veces, parece un buen pastor de palabras. Estuvo en Radio El Mundo, pasó por Continental, pero fue en Rivadavia cuando su programa Rapidísimo empezó a escucharse como si saliese en cadena a partir de 1973.
Está muy bien entonces que ahora llegue en formato libro. Y está perfecto que el bienvenido Tutorial Larrea lo haya imaginado y escrito alguien que ama y respeta tanto a la radio como Martín Giménez. Eso le pasa a los que tienen tanto para enseñar, los que, por humildes o distraídos, se niegan a aceptar su rol de maestro accidental.
El libro será una nueva manera de escucharlo. Leerlo será, también, llevarlo en nuestros oídos.
Carlos Ulanovsky
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