Desde su muerte en 1982, el prestigio y la influencia de Glenn Gould han crecido hasta alcanzar dimensiones casi míticas. Una obra de teatro, una película y la constante reedición de sus discos han ido ampliando el ya ancho círculo de los cautivados por el pianista canadiense. Ahora, con la publicación de estas 184 cartas, se iluminan nuevas esquinas (algunas muy recónditas) de su universo artístico y personal. Porque a la imagen del artista le faltaban estas 184 pinceladas en primera persona; le faltaban, podríamos decir, las notas y los tonos del autorretrato. Gould dialoga aquí con grandes músicos como Leonard Bernstein o Leopold Stokowski, con otros intérpretes, con amigos, con profesionales de la radio o la televisión y con muchos admiradores que le escriben buscando respuestas a las preguntas formuladas por su piano.
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