En los últimos años la presencia de instalaciones domina la programación de museos, ferias, exposiciones, bienales y galerías. Y, sin embargo, se sigue revelando como un terreno de difícil definición, que pone en crisis los conceptos con los que desde la modernidad comprendemos los fenómenos estéticos. En la crítica de las artes esto tuvo como resultado una línea de combate clara, que sigue aún vigente: los defensores del modernismo rechazan la instalación, argumentando que renuncia a la preciada autonomía de la experiencia estética respecto de las esferas de la razón práctica y teórica; y los defensores del posmodernismo rechazan no esta nueva forma de arte, sino el concepto de autonomía en sí.
En este notable trabajo, que no pretende ser ni historia ni tipificación del arte instalativo, pero sí una reivindicación de sus procedimientos, Juliane Rebentisch afirma que la instalación, al contrario de lo que se asume generalmente, no se opone a la autonomía artística per se, sino que deber ser entendida como un llamado a reformular este y otros conceptos de la teoría y la crítica contemporáneas. La instalación –y la convivencia en ella de distintas disciplinas en estado de hibridación– pone en crisis la obra de arte entendida como objeto, cuestiona la autonomía del artista como expresión de soberanía, y también la noción misma de experiencia estética, así como la distinción entre sujeto y objeto. A partir de un riguroso diálogo con la obra de autores como Michael Fried, Martin Heidegger, Theodor W. Adorno, Stanley Cavell, Clement Greenberg, Rosalind Krauss, Boris Groys y Jacques Derrida, este volumen arroja una nueva luz sobre la tradición del arte instalativo –
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