¿Cómo narrar un duelo? ¿Cómo descomponerlo en todos sus rostros, sus esquirlas? ¿Cómo atraparlo, revelarlo, volverlo palpable? En Estas piedras Yamila Bêgné hace mucho más que narrar un duelo: lo cincela, lo talla sobre piedras, en todos sus relieves; lo tornasola, lo descompone en todas sus instancias; lo reverbera sobre el agua, en todas sus luces, en todas sus sombras. Estas piedras es un artefacto narrativo imposible: es la ejecución perfecta de un duelo en la materialidad de la lengua. Es un hecho literario: el duelo vuelto poesía, una perla trabajada con la paciencia del orfebre. Para dar cuenta de la intimidad del dolor, Bêgné elige narrar la historia de una familia: de una madre y de sus dos hijas. También elige narrar la historia de dos hermanas. Y, también, la historia de una de ellas: de la que sobrevive para contar. Esa operación tripartita que elige, desde el inicio, se sostiene en la estructura, el proceso de duelo de sus protagonistas es de un preciosismo indeclinable. Es virtuosismo. Y es poesía