La vida es un riesgo inconsiderado que nosotros, los vivos, corremos. "Arriesgar la vida" es una de las expresiones más bellas de nuestro idioma. ¿Significará necesariamente enfrentar la muerte y sobrevivir?... ¿o bien habrá, inserto en la vida misma, un dispositivo secreto, una música capaz por sí sola de desplazar la existencia hacia esa línea de batalla que llaman deseo? Pues el riesgo abre un espacio desconocido. ¿Cómo es posible, estando vivo, pensarlo a partir de la vida y no de la muerte? En el momento de la decisión, éste escudriña nuestra relación íntima con el tiempo. Es como un combate en el que desconoceriamos al oponente, un deseo del que no tendriamos conocimiento, un amor del que ignorariamos la cara, un acontecimiento puro.
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