¿Quién escribe? ¿Dónde está? ¿Qué es lo que lo trajo hasta acá? ¿Qué persigue? ¿Hay un regreso? Martin Armada construye imágenes hechas de preguntas. En esas preguntas se condensa una historia que no se cuenta, pero es la que da forma a las expresiones de una inquietud, de un duelo. La imagen como condensación de una historia es más que lo visual, más que el relato, más que la idea. La imagen se condensa en otro lugar, desprendiéndose de lo sensible. Es la escritura. Armada escribe como si el mundo estuviese disolviéndose en la oscuridad, en el sueño, en la memoria, en la naturaleza. Escribe un poco empujando al mundo a deshacerse en el vacío. ¿Hasta dónde se puede llegar, antes de que desaparezca la luz?, se pregunta. Y responde siempre con otra imagen. No le importa la respuesta. La imagen no mira hacia atrás ni hacia adelante. La imagen es ciega, es lo que está sucediendo, esa delgadísima línea de tinta que no tiene nombre, destino, ni punto de retorno. Armada escribió un libro que no le pertenece, un libro que lo niega, un libro verdadero.
Ezequiel Alemian
CORREO ARGENTINO
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