La poesía de Lamborghini interpela de inmediato por lo hipnótica y fronteriza. Sus poemas buscan recrear una perplejidad en la relación con el lenguaje y, por ende, con el mundo, a través de ese detenerse y entrecortarse, permitiendo una experiencia microscópica inscripta en el presente por velocidad y materialidad, por su llamar la atención sobre lo que es posible experimentar en una sílaba. A la vez, exigen asumir el espesor histórico de la lengua y el fantasma constante de su relación con el “afuera”, bajo el paradójico gesto de trabajar descontextualizando, cruzando archivos, incluso olvidando”, no sabiendo, acumulando distorsión. En su remisión a partículas elementales, en su llamado de atención materialista sobre el lenguaje, gesto que espacializa y permite ver de qué frágil materia está hecho el poema, las reescrituras también se cargan de sentido al máximo y oscilan entre la irrisión crítica y la intensificación pasional constituyendo una suerte de estilo mutante, con un conjunto de rasgos característicos que, a la vez, se niegan a establecerse del todo.
Gerardo Jorge
CORREO ARGENTINO
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