Un pequeño espejo enmarcado en ébano puede ser un símbolo del amor; un recuerdo del lugar de origen; un salvoconducto en la guerra; un objeto lujoso y hasta una llave para saber quiénes somos. Liliana Bodoc; una de las escritoras más originales y admiradas de la literatura latinoamericana; imaginó a una esclava africana; a un huérfano español y al general San Martín enlazados por un espejo en los arduos caminos que conducen hacia la libertad.
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