El erizo tiene hambre. En lo alto de un manzano ha visto unas rojas manzanas. Están demasiado altas. No sabe trepar. Y su estómago ruge. ¿Conseguirá ser más listo que el hambre? Pide ayuda al pájaro, pero es muy egoísta, y se come las manzanas él solo. Pide ayuda a la jirafa, pero las prueba y se va. Cuando llega el elefante, el hambre ya le ha aguzado el ingenio al erizo, y consigue que el elefante le ayude sin darse cuenta. El estilo de las ilustraciones de Gustavo Roldán, con un dominio de trazos en rojo y negro, consigue hacer de esta historia, escrita por él mismo, un álbum fresco y simpático, que enseñará a los niños a solucionar los problemas con inteligencia e ingenio.
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