Hacia 1914, cuando el orden universal se parece más al caos que al orden, comienza –ante todo en el ámbito de habla inglesa– la denominada “era dorada” de la literatura policial. Para un género que gira en torno al crimen y la indagación del delito, se prescribió la total prescindencia de la representación de la violencia. Antes de esos años esplendorosos, en cambio, el género policial presenta una exuberancia y diversidad que esas restricciones habrían de ir acotando. En la última década, la representación del crimen hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX ha ido cobrando cada vez más relevancia, y las narraciones policiales de Eduardo L. Holmberg, Paul Groussac, Horacio Quiroga, Luis V. Varela (bajo el seudónimo de Raúl Waleis) fueron ganando terreno en el ámbito argentino. Sin embargo, la mayor parte de los relatos tempranos que podrían incluirse dentro del género continúan en gran medida desconocidos. Este libro ofrece un panorama de los orígenes de la literatura policial en la Argentina, a partir de textos hasta aquí inhallables de Paul Groussac, Carlos Olivera, Carlos Monsalve, Horacio Quiroga, Eduardo L. Holmberg, Vicente Rossi y Félix Alberto de Zabalía.
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