La aparición de un camello en la puerta de una vicaría es análoga a la de Lord Berners en el ámbito de las letras, insospechada y parsimoniosamente subversiva. El autor capturó a la perfección aquello que siempre resulta una impresión pasajera: que los animales lo comprenden todo. Lección de sutileza y sobriedad, modelo de economía y estilo, El camello fascinó a Stravinsky, era la novela favorita de Dalí y puede leerse como un guión de Anthony Trollope filmado por Luis Buñuel. Párrocos y percances nimios, suspenso surrealista. Se trata de un certamen de chismes y malentendidos, de criterios morales. El camello se disfruta, en suma, como la fábula que guarda los secretos –los encantos– del mal funcionamiento del mundo.
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