Estos dramas que aquí presentamos, que permanecían inéditos en castellano, muestran cómo, rápidamente, Tsvietáieva se enhebra en una tradición de lecturas líricas, la de Heine. Tsvietáieva nunca sale del poema — podríamos decir con Meschonnic. Un personaje de Fénix, aquí traducido, dice que algunos son “versitos y no versos”, pero al llegar a escena Casanova aparecerá el poema. Toda la obra de Tsvietáieva es lírica enhebrada: sus retratos, sus recuerdos, sus dramas. Estas tragedias pertenecen a su tiempo o a la tradición con la que hablan y en la que fueron escritas. A veces, para justipreciarlas, hay que ser de otro tiempo.
Los dramas de Tsvietáieva son un tejido que indescifrablemente enlaza y entreteje frases, series líricas, ademanes, saltos en su hilo. Hay citas con comillas y hay referencias que las entiende el que puede. Ella a veces las comenta en otros libros, ella se explica en toda su obra su vida-literatura. Y el hilo, vale repetirlo, es poderosamente autobiográfico.
Laura Estrin
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