«El mar es azul pálido y, aunque los campos todavía se ven de color tierra parda, por fin empiezan a asomar los primeros narcisos. El invierno se me ha hecho interminable, pero ahora las ranitas ya están en plena forma y llenan las noches de su incesante croar. También me han despertado el cardenal, que, una vez más, ha regresado con sus dos esposas, y los gritos estridentes del faisán macho. Al despertar, me quedo tendida respirando la primavera, escuchando el vago susurro de las olas, llena de agradecimiento por estar viva.»
CORREO ARGENTINO
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