Pasaron las semanas, los meses, y en el camino muchas veces pensé que este era el diario de la dispersión pero también el diario de mi salud debilitada –aunque no hiciera alusiones directas a ella–, el diario de las despedidas, el diario de una mujer que responde a la obligación filial de hija única para salvarse a sí misma al mismo tiempo, el diario del amor, la maternidad y la amistad a distancia. Podría seguir cada tema sin mencionar los demás, pero explicitar parte o no explicitar nada se volvió un dilema. También estas dudas son parte del análisis de la dispersión. Puedo decir a esta altura que mi método funciona, estoy segura, pero este experimento se me fue de las manos: ahora todas las personas del mundo lo están probando. Algunos reniegan, otros gozan, algunos se angustian y otros se sorprenden. Desplegarse no es desaparecer, no es alejarse o ser voluble sin sentido.
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