Los misteriosos poemas de Densa caótica plenitud florecen a medida que uno se va a adentrando en los versos de Natalia, parecen estar vibrando todo el tiempo, haciendo a su vez vibrar todo hasta el punto que uno puede confundirse y pensar que ese mareo que nos rodea es producto de uno. ¿Te movés vos o las cosas? nos dice un verso. Se mueven los poemas. Se mueve el mundo (el de los poemas, el de las palabras), un mundo que se puede hacer y deshacer como un juego. Un poemario en donde la muerte y la escritura. La ausencia y el amor. El silencio y las preguntas pueden convivir sin hacer ruido, sin molestarse. No hay interrogatorios, no hay máximas ni conclusiones. Los poemas de Densa caótica plenitud no aspiran a brindar respuestas.
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