Algo que podés hacer si no tenés casa. Ponete varios sombreros: tal vez tres o cuatro. En caso de que llueva o nieve, sacate el/los que se moje(n). En segundo lugar, ser dueño de casa es cuestión de rituales. La función principal de los rituales es diferenciar lo horizontal de lo vertical. Empezar el día en tu casa implica “levantarse”. Cuando el viejo tío Pedro venga a tomar el té le vas a “hablar en voz alta”, porque últimamente su audición se está viniendo “a pique”. Si su mujer viene con él te vas a asegurar de haber “levantado” las cosas de la cocina y de la sala, para no “caer en desgracia” con ella. Verlos a los dos, sentados uno junto al otro en el sofá fumando un cigarillo, te “levanta el ánimo”. Estos modelos de arriba y abajo se pueden imitar, fuera de la casa, en los diseños verticales y horizontales de la ropa. Las líneas no son difíciles de hacer. No es necesario decorar los sombreros porque se te van a “encimar” en la cabeza por sí mismos, en tanto sombreros, si entendiste mis primeras instrucciones.
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