Se trata de un pequeño ensayo y a la vez un diario de viaje, sobre un camino músico y arte-terapéutico, donde la voz y la expresión en general se convierten en herramientas para el encuentro y el desarrollo humano.
Propone la hipótesis de que es factible acceder a una inteligencia y emocionalidad integradoras para grupos humanos que practiquen una manifestación artística y espontánea, a la par que traza cartografías orientativas donde ejercerla y que permitan incluso, elaborar un rumbo, el reconocimiento de una estética para el encuentro consigo y los otros.
Se aventura además, en sugerir modos y dispositivos donde sea posible en forma lúdica, calibrar conscientemente la presencia de cada uno de los miembros -resignificando el concepto de la afinación, de tal forma de volverlo accesible a cualquiera- para facilitar la integración de su accionar y sus cualidades particulares en ensambles sintientes e inteligentes.
En su desarrollo se vale de lo poético y se nutre también de varios recursos y abordajes terapéuticos; toma en cuenta además, muchas tradiciones que usaron esta poderosa y antigua técnica: La Voz, el Sonido, la Danza y la Expresión en general como vehículo de acceso a los contenidos individuales profundos, a la intermediación con el mundo invisible y, a la integración de todo ello en una comunidad sana.
Por último, imagina que una disciplina así, proporciona medios para la resolución de conflictos y la generación de nuevos modos de convivencia y entendimiento. Modos éstos, en que se consiga facilitar Concilios donde lo tribal ancestral pueda manifestarse, para nutrir así la creatividad imprescindible con que abordar los nuevos y urgentes desafíos que enfrentamos como especie.