En unbar de Palermo, una Banda Independiente toca hitos que resultanirreconocibles cuando el tecladista interrumpe todo para pedir una cerveza.Durante los cuarenta segundos en que el tipo toma del pico sin respirar,mientras se cuelga de Labiosuelto, estrella el mentón contra el piso, el público silba, y aun fuera ya del lugar, Styrax no deja de autopreguntarse si ese sujeto podría ser o no lo que está buscando…, ¿un tecladista de 30 años? Difícil.Después de tomar apuntes, redactar notas, reversionar fragmentos tratando de dar con el formato ideal, Styrax está listo para realizar aquello con lo que estuvo fantaseando tanto tiempo, “secuestrar” (a falta de un mejor término, dice) a un Esclarecido. Solo le quedan por resolver dos problemas: con quién hacerlo y encontrar el ejemplar adecuado.En medio de reflexiones históricas, peripecias y análisis de conciencia, un profesor de bajo, una peluquera, un dentista y un motoquero conspiran para someter a un “hijito de esclarecido” a un peculiar proceso de conversión ideológica, en un viaje que los lleva de las sucias calles de Liniers a una otoñal y ventosa Necochea.Una novela hilarante que exuda contemporaneidad y combina extraordinariamente una mirada política desafiante con una prosa afilada eingeniosa al mejor estilo Thomas Pynchon.
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