Veo a Martin sacándose su rosario y poniéndolo sobre el cajón. Veo a Martin esperando un mensaje más, una palabra más. Y lo veo encontrándolo. Veo a Martin presumiendo de la religión de esta balada. Veo a Martín diciendo: "es mi vieja, Maria Alicia Godoy, honor y respeto para quienes creemos que la muerte no tiene la última palabra". Veo a Martin sentado a las orillas del Carapachay. Tira una piedra al rio, hace sapito, dice: "Me siento a mirar el río, te extraño y el rio lo sabe". Veo a Martin escribiendo añoranzas: "su máquina de parir, de adoptar, criar, cuidar y repartir panes y peces y tiramos las cartas". El rumor sigue escuchandose.
Entonces llega la balada. La de dos personas unidas por la vida y solo aparentemente separadas por la muerte.
Mariano Schuster
CORREO ARGENTINO
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