El 9 de diciembre de 1824 se libró la batalla más sangrienta de la guerra civil de independencia latinoamericana. Las tropas realistas, abandonadas de todo socorro y perdidos sus territorios, se enfrentaron, bajo el cerro Condorcunca, a un último combate con sus hermanos andinos y contra sus hermanos americanos. Por entonces, solo el Alto Perú y Chiloé permanecían afectos a la Corona española. La batalla cerró un conflicto que se había prolongado más de diez años, y que dejaba familias divididas y regiones enteras empobrecidas.
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