En este conjunto de textos, la videoartista y ensayista Hito Steyerl actualiza estas reflexiones en un contexto en el que la infraestructura de la Web y la telefonía móvil multiplicaron la ubicuidad de las pantallas, y la proliferación de imágenes pareciera haber transformado nuestra vida cotidiana en un efecto de postproducción, un modelado 3D o una composición de After Effects. A lo largo de estos artículos, los bots y trolls que actúan en redes sociales, los renders de video que proyectan la futura valorización inmobiliaria de ciudades bombardeadas, las cámaras GoPro de los soldados yihadistas y un variado arsenal de herramientas digitales son algunos de los índices de una guerra civil disputada a través de imágenes.
Con una lucidez alimentada de paranoia, Steyerl intenta dilucidar los complejos mecanismos a través de los cuales la pulsión destructiva del capital se inscribe en la superficie de las imágenes y le da forma a una nueva institucionalidad artística. Si los museos cosmopolitas y las bienales en países emergentes encarnaban los sueños del capitalismo globalizado, los espacios artísticos convertidos en centros de refugiados y los bunkers offshore que alojan obras de arte como reserva de valor financiero a espaldas del público acaso sean figuras institucionales más adecuadas para un tiempo en el que las promesas liberales se fracturaron arrojándonos a un oscuro escenario de conflictividad global.