Paula Giglio reconstruye de manera sutil y punzante esta retórica amorosa, a la vez que reflexiona de manera elocuente sobre el carácter espectral de este vínculo onírico de bordes peligrosos. “Lo nuestro no tiene cuerpo; no ocupa ningún espacio”. En estas coordenadas, el lenguaje se transforma en piel, superficie donde se inscribe eróticamente la presencia de una ausencia que hace de puente entre dos orillas.
Bárbara Alí
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